Piensa como una ardilla: la experta de memoria espacial de la naturaleza

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Es la hora del almuerzo y tú y tus amigos están hambrientos. Te adentras en la cocina y haces tu sándwich favoritode mantequilla de maní y mermelada. Asumes que tu amigo puede hacer lo mismo, pero él nunca ha probado este tipo de sándwich. ¿Cómo le darías instrucciones para que lo preparara?

¿Qué tan específicas fueron tus instrucciones? Tus indicaciones pueden parecerte un buen lugar para empezar, pero no serían de mucha ayuda si tu amigo no está familiarizado con los ingredientes o con la disposición de tu cocina. ¿Qué tal que no sepa que tu familia usa pan tajado y empacado de la tienda, o que tienes la mermelada en el refrigerador? Las indicaciones paso a paso que son claras para ti, no funcionarían para alguien sin experiencia previa.

¿Estás listo para un desafío de instrucciones? Necesitarás dos personas, dos hojas de papel de impresión, lapiceros, lápices o marcadores y la habilidad de comunicar instrucciones.

Esto es lo que tienes que hacer:

1. Para empezar, haz que una persona haga un dibujo. Intenta usar formas básicas como cuadrados, rectángulos, estrellas, corazones y círculos para el primer desafío. Tu dibujo no tiene que representar nada en particular. Hazlo sencillo.
2. Sin mostrárselo a tu compañero, intenta explicar cómo recrear tu dibujo mientras tu compañero intenta dibujarlo, usando solo tus instrucciones como guía. Por ejemplo, quizá digas “dibuja un triángulo en la esquina superior izquierda del papel. Dibuja un cuadrado en la mitad”.
3. Cuando termines de describir lo que dibujaste, compara dibujos con tus compañeros. ¿Qué tanto se parecen?
4. Cambia de roles e intenta de nuevo.

Piensa sobre cómo describiste tu dibujo a tu compañero en la actividad anterior. ¿Primero consideraste los pasos involucrados? ¿Planeaste cómo describir el tipo de forma o su posición? Cuando intentabas recrear el dibujo de tu compañero, ¿visualizabas en tu mente lo que él describía antes de dibujarlo? ¿Cuál tarea fue más fácil para ti?

Dar instrucciones para una tarea, paso por paso, es difícil, especialmente si has estado haciendo esa tarea por años (como hacer tu comida favorita) y sabes hacerla sin pensar mucho en ella. Sin embargo, tuviste que estar consciente de cada paso en la actividad anterior. Si hubieras olvidado describir algo importante, tu compañero no hubiera podido recrear tu dibujo.

Es algo similar cuando das direcciones para una ubicación. ¿Qué pasa si necesitas decirle a alguien cómo llegar a tu casa después del colegio? La habilidad de guardar y recordar cómo llegar del punto A (colegio) al punto B (casa) es llamada memoria espacial. Te permite navegar el mundo alrededor tuyo y recordar dónde están las cosas a corto y largo plazo.

¿Alguna vez has notado a una ardilla correteando por un parque? ¿Sabías que las ardillas son unos genios pequeños y peludos? ¡Lo son! Para prepararse para el invierno, las ardillas recolectan bellotas, nueces, semillas, bayas e incluso corteza de árbol como comida (así como muchas otras cosas que encuentran). Claro, no tienen una cocina para almacenar la comida, ¿así que qué hacen con ella?

Puede que pongan un poco en sus nidos, pero también puede que almacenen las bellotas en muchos, muchos, otros lugares, creando muchos puntos de almacenamiento escondidos, llamados cachés. ¿Cómo recuerdan dónde pusieron todas esas bellotas? ¡Por su memoria espacial!

Investigaciones han mostrado que las ardillas crean un mapa cognitivo (o mental) para recordar dónde están estos almacenamientos de nueces. Lo creas o no, estas investigaciones sobre las ardillas nos están ayudando a aprender más sobre el cerebro humano y la memoria espacial.

La memoria espacial involucra el hipocampo, una estructura primitiva del cerebro mamífero humano. Es donde la información es reunida y almacenada. Las ardillas saben volver a donde han almacenado la comida, de la misma manera en la que tú sabes llegar del punto A al punto B, o en la que sabes encontrar los ingredientes para tu sándwich favorito en la cocina.

El hipocampo de las ardillas es más grande que aquel de especies similares que no escondieron su comida. Los científicos sugieren que esto puede ser debido a la neuroplasticidad, o la habilidad del cerebro para adaptarse y cambiar a lo largo de la vida de un organismo en respuesta a cambios en el ambiente. Investigaciones sobre los mecanismos por los cuales la neuroplasticidad ocurre sigue en proceso; sin embargo, durante el aprendizaje, se forman nuevas neuronas, y las sinapsis, o conexiones para la comunicación de nervio a nervio, son fortalecidas. Esto puede causar cambios físicos en el hipocampo.

¿Hay algunos otros animales que también hagan esto? La respuesta es sí: ¡Las ratas! Después de que les permite explorar un laberinto, las ratas pueden navegar por este laberinto a la ubicación específica en la que encontraron un premio anteriormente, sin importar dónde las ubique el investigador al empezar. Pueden construir un mapa cognitivo del laberinto y usar ese mapa para encontrar el premio.

Así que hay evidencia de que los animales pueden crear recuerdos espaciales complejos, ¿pero eso qué tiene que ver contigo?

La memoria espacial te ayuda a saber dónde está la comida y el baño en tu casa. También la usas para encontrar tu salón de clases en el colegio. Si cambiaras de escuela, la neuroplasticidad te permite hacer un nuevo mapa cognitivo para que puedas, también, navegar esos pasillos.

¿Cuáles son otras maneras en las que la memoria espacial puede ser de ayuda? Piensa en los deportes, los videojuegos o el ajedrez. Con práctica, podrás recordar cómo se ve la cancha, el campo, e incluso el tablero. Si entiendes tu ubicación y las ubicaciones de otros jugadores. No tienes tiempo para detenerte y pensar sobre tu posición cuando estás jugando. Debes depender de tu memoria espacial para saber dónde estarán tus compañeros de equipo, o dónde pueden estar los obstáculos, de forma que puedas concentrarte en la acción.

Aquí hay algunos otros ejemplos de cómo usas tu memoria espacial:

• Cuando las luces están apagadas y tu cuarto está oscuro, puedes navegarlo porque recuerdas dónde están los muebles.
• Probablemente recuerdas cómo llegar y volver del colegio o de la casa de un amigo desde tu propia casa.
• Tu memoria espacial te ayuda a recordar dónde dejaste las llaves de tu casa (o tu teléfono, mochila o lonchera) después de que las sueltas.

Así que, ¿cómo puedes incrementar tu memoria espacial? Aquí hay algunas sugerencias:

• Juega videojuegos como Minecraft o Tetris, que te desafían a encajar piezas.
• Juega juegos de mesa como ajedrez y damas.
• Trabaja con rompecabezas, tangrams o cubos de Rubik.
• Juega con LEGOs u otros bloques de construcción que te permitan organizar objetos espacialmente y construir modelos físicos. Las actividades espaciales táctiles que dependen del tacto o de la vista son perfectas para cualquiera.
• Crea un mapa mental de una ubicación y luego, como las ratas en un laberinto, navega tu mapa en la vida real.
• Usa vocabulario espacial para describir la ubicación de objetos. Intenta usar palabras más específicas que “aquí” o “allá” para describir su posición.
• Resuelve o dibuja un laberinto, ¡como en la actividad a continuación!

En el desafío de laberinto a continuación, no serás capaz de ver por completo el laberinto que estás navegando, así que necesitarás trabajar con un amigo para identificar y adaptarte a los obstáculos. Descarga e imprime el rompecabezas y luego júntalo con una pieza de cartón como se describe. Ubica dos imanes que estén en lados opuestos del cartón y ponlos en la entrada del laberinto.

Cada participante puede revisar el laberinto por un máximo de dos minutos. A continuación, cada persona se sentará en su lado del laberinto y no puede mirar al otro lado de nuevo. Debes mover los imanes por el laberinto, dando direcciones el uno al otro a medida que necesiten evitar obstáculos. Asegúrate de escribir los números por los que pasas encima a medida que avanzas. El número puede estar solo en el lado del laberinto de una persona, pero aún así debe ser anotado.

Cuando completes el laberinto, recibirás un código secreto. Ingresa el código en la Máquina Enigma de Science Friday para descubrir si tenías razón, y para recibir tu insignia digital.

¿Te encantó este desafío? Esta actividad y rompecabezas son parte de la sala de escape de neurociencia Hack Your Brain. Suscríbete al boletín para recibir la experiencia completa de cinco días.

¡Descargar el Rompecabezas!

¡Aquí hay algunos estupendos recursos que puedes revisar!

• Aprende sobre una investigación realizada con los taxistas de Londres que demuestra la neuroplasticidad humana.
• Las ratas son muy inteligentes. En esta historia de Science Friday, descubre cómo las ratas aprendieron a jugar al escondite, lo cual llevó a los investigadores a entender mejor el cerebro humano.
• ¿Quieres aprender más sobre cómo incrementar tu conciencia espacial? Estas nueve actividades pueden ayudarte a desarrollar tus habilidades.
• Y solo por diversión, ¡Those Darn Squirrels! Es un gran libro ilustrado sobre diseño de ingeniería y, así es, sobreesos pequeños y peludos genios: las ardillas.

• MS-LS1-8 De moléculas a organismos: estructuras y procesos: Recolectar y sintetizar la información de que los receptores sensoriales responden a estímulos al enviar mensajes al cerebro, para un comportamiento inmediato o para almacenamiento como recuerdos.

Agradecimientos especiales a la Dana Foundation por financiar Hack Your Brain.

Créditos
Lección de Svea Anderson
Consulta sobre neurociencia por Daisy Reyes
Diseño de juego por Lucas Leprince
Ilustrado por Joy Ho
Rompecabezas Ilustrado por Fai Kosciolek
Edición de desarrollo por Sandy Roberts y Ariel Zych
Edición de redacción por Lois Parshley, Santiago Flórez y Robin Kazmier
Producción digital por Sandy Roberts
Traducción al español por Cuentero Productions