Buscando microbios en el río Hirviente de Perú

En la Amazonía peruana, la bioquímica Rosa Vásquez Espinoza investiga las propiedades medicinales de los microbios que fluyen en el río sagrado.

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La bioquímica y exploradora de National Geographic, Rosa Vásquez Espinoza, explora el Río Hirviente sagrado de la Amazonía del Perú. Ella busca investigar los microbios que fluyen en estas aguas. Crédito: Lucas Fiat

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a blue paint circle badge with words in white that say "best of 2020"Bajo la frondosa Amazonía del Perú se encuentra un río que llega hasta 212 °F, lo suficientemente caliente como para hervir a cualquier animal que cruce su paso. Pero, aun así, estas aguas hirvientes están llenas de vida.

“Ves alfombras microbianas acumulándose en las rocas por donde quiera que hay aguas termales,” dice Rosa Vásquez Espinoza bioquímica y candidata a Ph.D. en la Universidad de Michigan, quien estudia la diversidad microbiana en el Río Hirviente de la Amazonía peruana.

El Río Hirviente de Perú es lo ancho de una carretera de dos carriles y tiene una profundidad de 16 pies que serpentea a través de cuatro millas de selva tropical. Además de la diversidad de plantas y animales, este sistema geotérmico es el hogar de una variedad de líquenes, cianobacterias, bacterias y otros microorganismos que viven en el subsuelo y en alfombras microbianas. Los científicos gravitan hacia los microbios que viven en ambientes extremos, como el Río Hirviente, debido a su valor medicinal.  

Escucha a Rosa Vásquez Espinoza hablar sobre su exploración e investigación del Río Hirviente en una entrevista con SciFri en Español. Esta entrevista está disponible en inglés.

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Rosa Vásquez Espinoza a las orillas del Río Hirviente. Crédito: Stephanie King

Durante años, las comunidades que viven a lo largo del río han aprovechado sus recursos. Usan el agua para beber, cocinar, bañarse o simplemente relajarse. Aprovechan los vapores para sus prácticas de protección y curación, dice Vásquez Espinoza.

“El río es una fuente de vida para ellos.” 

En el verano del 2019, Vásquez Espinoza realizó una expedición al Río Hirviente para recolectar microbios. Ahora, está tratando de comprender el papel que juegan los microbios en la creación de productos naturales, y cómo esa maquinaria se podría utilizar más tarde para manufacturar posibles medicamentos y productos terapéuticos.

“Este río emite un vapor tan fuerte que, si miras hacia el cielo, literalmente no sabes dónde termina el vapor y dónde comienzan las nubes.”

Vásquez Espinoza nació y se crió en la ciudad capital de Lima, Perú, pero su fascinación por la naturaleza creció a través de las experiencias de su abuela, quien vivía en los Andes. La gente mayor como su abuela sabían cómo aprovechar los recursos de la naturaleza para ayudar a tratar los miembros de la comunidad. Al cabo del tiempo, su abuela se mudó a Lima.

“Tenemos un pequeño patio trasero en nuestra casa en el cual ella creó una pequeña farmacia,” dice Vásquez Espinoza. Desde entonces, tuvo curiosidad para saber cómo los remedios naturales de su abuela curaban dolencias, cortabas y otros dolores comunes. 

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Vásquez Espinoza y su abuela. Crédito: Rosa Vásquez Espinoza
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Vásquez Espinoza y su familia aventurándose en la selva Amazónica. Crédito: Rosa Vásquez Espinoza

Exploradores frecuentemente han estudiado la Amazonía de Brasil, pero otras partes han permanecido por lo general inexploradas, como la Amazonía peruana, que es la segunda selva tropical más grande de América del Sur. Vásquez Espinoza visitó estas regiones remotas con su familia y en excursiones de su escuela secundaria. A través de las excursiones durante su niñez y luego durante sus estudios graduados e investigaciones en la Universidad de Michigan, ella comenzó a investigar los procesos microbianos y bioquímicos en las plantas, algunas utilizadas por los ancianos peruanos.

“Esto fue fascinante porque no tenía a nadie en mi familia que fuera científico. Entonces, para mí, ese era un mundo completamente diferente,” ella dice. “Incluso hasta esta la fecha, apenas sabemos qué hay al micronivel en la selva Amazónica y eso realmente me dejó estupefacta.”

“La Biodiversidad del Amazonas no termina solo con lo que se ve.”

Un ecosistema microbial del Amazonas que aún no se había estudiado era un canal sagrado, que antes se pensaba que era una leyenda local. Vásquez Espinoza recuerda haber escuchado del Río Hirviente hace años. Al principio, pensó que podría ser folclore. Nadie en Lima parecía saber de él y muchos científicos locales desconocían de este fenómeno natural, dice ella.

Los ríos y aguas termales naturales usualmente se asocian con volcanes. Pero no hay volcanes en la Amazonía peruana, ni en la mayor parte de Perú. Vásquez Espinoza todavía estaba decidida a encontrar el río. En el 2016, Vásquez Espinoza y su madre viajaron a Pucallpa, una ciudad en el este de Perú que se dice que es la más cercana al río. Después de preguntarle a un investigador que tenía una idea de donde se encontraba el río, Vásquez Espinoza pudo encontrar una ruta poco transitada. Viajó tres o cuatro horas en un vehículo todo terreno, atravesó unas dos horas en peke-peke, un barco local, y viajó varias horas a pie.

Cuando finalmente llegó al río, fue impresionante ver el vapor y las aguas burbujeantes por primera vez, ella relata.    

“Este río emite un vapor tan fuerte que si miras al cielo, literalmente no sabes dónde termina el vapor y dónde comienzan las nubes.”    

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Crédito: Stephanie King

Después de su primera visita, Vásquez Espinoza regresó al Río Hirviente, pero esta vez, equipada con microscopios, tubos de ensayo y un grupo de científicos. En el 2019, con la ayuda del geocientífico Andrés Ruzo y la bendición del Maestro Juan Flores, chamán del Río Hirviente, Vásquez Espinoza emprendió en la expedición más grande hasta la fecha de la selva tropical peruana, con seis grupos de investigación que representan más de 23 instituciones científicas de siete países.

La mayoría de las plantas y animales son fáciles de detectar, pero los microbios dejan diferentes rastros. Pueden formar “alfombras” de varios colores. Estas alfombras se parecen al musgo que crece en los árboles del bosque, pero son microbios que se agrupan al fondo del río caliente, dice ella. A este tipo de microbio se le llama “extremófilos,” un tipo de organismo que ha podido adaptarse a condiciones inhóspitas o extremas.

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Vásquez Espinoza collects various microbial specimens, from the river bottom, soil, and rocks. Credit: Stephanie King

Los extremófilos no son exclusivos del Río Hirviente. Existen en otros ambientes extremos, como en las aguas termales del parque nacional Yellowstone en los Estados Unidos. Pero las aguas de Yellowstone son muy ácidas. El Río Hirviente tiene un perfil geoquímico diferente y la composición mineral también cambia constantemente, lo cual hace que la ecología microbiana sea única, explica Vásquez Espinoza. Ella dice que “no sería justo hacer una comparación directa” entre los organismos de Yellowstone y los del Amazonas.             

Para comprender mejor este ecosistema único, Vásquez Espinoza está creando un mapa de los microbios que viven en este río hirviente y observando cómo caben con otros extremófilos alrededor del mundo. 

Vásquez Espinoza y el equipo recolectaron muestras de diferentes lugares del río. En las partes más frías, había alfombras verdes que cubrían las orillas, pero a medida de que el río se iba calentando, las aguas eran más claras. En estos puntos calientes Vásquez Espinoza recogió muestras del suelo. Río arriba, en una sección del río principalmente accesible por escalación, Vásquez Espinoza encontró alfombras microbianas de varios colores, como azul y verde claro, diferentes de lo que había observado antes. 

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De vuelta en el laboratorio de la Universidad de Michigan. Crédito: Leisa Thompson            
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Mirando las muestras en el campo. Crédito: Stephanie King   

Después de cenar, el grupo preparó un microscopio y comenzó a analizar las muestras que se recolectaron durante el día con la comunidad local de Mayantuyacu. Los miembros de la comunidad tenían tanta curiosidad como los científicos de saber que vivía dentro del río, una vía de agua que es parte integral de muchos aspectos de su vida cotidiana. “Literalmente estábamos descubriendo lo que había en la muestra con ellos,” dice Vásquez Espinoza. El grupo de científicos dejó los microscopios con los locales del Río Hirviente para que continuaran haciendo observaciones.

De vuelta en el laboratorio de la Universidad de Michigan, Vásquez Espinoza planifica procesar los microbios e identificar compuestos químicos y proteínas que tengan propiedades medicinales. Los investigadores pueden tomar control sobre la maquinaria de estos microbios para identificar qué proteínas son necesarias y luego replicar la maquinaria para ellos mismos producir estas proteínas. 

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Vásquez Espinoza dice que hay más en Río Hirviente de lo que parece. Crédito: Ana Sotelo

El estudio de estos microbios provee una perspectiva diferente sobre el ecosistema del Río Hirviente y la diversidad invisible del Amazonas. “No solo se trata de anacondas y jaguares, y no se trata solo de un río hirviente exótico,” dice. “Por supuesto, esa historia esta genial. Pero creo en mostrar algo diferente.”

Esta perspectiva del Amazonas puede tener un impacto masivo en la conservación, según ella recalca.  

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Credit: Stephanie King

Gracias a las observaciones científicas de Andrés Ruzo y la colaboración continua con el Maestro chamán Juan Flores, la gente conoce mejor la biodiversidad y la relevancia cultural del Río Hirviente. Sus esfuerzos también han ayudado a controlar el turismo en la zona. Aun así, Vásquez Espinoza notó en el viaje más reciente que fue mucho más fácil debido a la extensa deforestación en la Amazonía, un problema que espera combatir con sus investigaciones.

“La biodiversidad del Amazonas no termina solo con lo que se ve,” dice ella. “No son solo hermosas plantas y animales exóticos. Hay mucha más vida allí y creo que debe tomarse en cuenta cuando hablamos de conservación del Amazonas.”

Durante los últimos dos años, los microbios se han incluido en conversaciones globales sobre la conservación. Vásquez Espinoza y su equipo dicen que es importante documentar y completamente comprender el papel de los microbios del Amazonas antes de que se pierdan. Esto puede ayudar a la preservación del área, dice.

“No podemos proteger lo que no sabemos que existe,” dice Vásquez Espinoza.


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La investigación fue posible gracias al gobierno peruano, el National Geographic Society, la iniciativa de biociencias de la Universidad de Michigan y el laboratorio de David H. Sherman en la Universidad de Michigan Life Sciences Institute.

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About Attabey Rodríguez Benítez

Attabey Rodríguez Benítez is a 2020 AAAS Mass Media Science Fellow and is Science Friday’s 2020 summer radio intern. She enjoys all things science and how they intertwine with culture, history, and society, but she enjoys it more when food is also involved.

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